Un ALTE se define como un evento de aparente amenaza a la vida de un bebé (del inglés Apparent Life Threatening Event).
Se presentan como episodios bruscos, inesperados, caracterizados habitualmente por la aparición de uno o más de estos síntomas: pausas respiratorias, cambios de coloración de la piel y/o alteraciones musculares (como rigidez excesiva). Los ALTE se producen, habitualmente, en bebés en torno a los 2 meses de edad.
Es fácil entender el estrés que supone para unos padres (o los cuidadores del bebé en ese momento) el presenciar un episodio que, sin saber realmente lo que está ocurriendo, evidencia un peligro inminente para la vida del bebé.
Aquellos que hayan vivido un ALTE pueden describir la angustia que supone ver cómo un bebé, que se comportaba de manera natural, de repente deja de respirar, su piel cambia de coloración y se muestra en ocasiones rígido como una tabla.
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Causas del ALTE
Esa es, precisamente, una de las mayores dificultades a la hora de identificar un ALTE: la variedad y heterogeneidad de causas posibles. Las más comunes son digestivas (reflujo gastroesofágico – RGE -, infección o malformación), neurológicas (infecciones o convulsiones), respiratorias (infecciones o malformaciones de las vías aéreas), cardiológicas (arritmias) y metabólicas.
Sin embargo, en un alto porcentaje de los casos, después del análisis médico no se han podido establecer las causas del ALTE. En estos casos se les denomina ALTE idiopático.
Si a la variedad de causas se añade el hecho de que el diagnóstico médico tiene, en muchos casos, una cierta componente de subjetividad, que se han utilizado terminologías médicas distintas para describir los mismos sucesos así como las descripciones de unos padres sin conocimientos médicos y bajo un fuerte estrés, no puede más que concluirse su dificultad de diagnóstico.
Qué hacer si se presenta un ALTE
Hay que distinguir dos tipos de episodios. En primer lugar, aquellos más leves, en los que una ligera sacudida (o meneo) del cuerpo del bebé será suficiente para que reaccione y se normalice la situación. Incluso, en muchas ocasiones el episodio pasará sin mayor complicación y sin necesidad de actuación alguna.
Por otra, están los eventos más graves. En estos casos, podrían ser necesarias sacudidas fuertes, respiración boca a boca e, incluso, reanimación cardiopulmonar (RCP).
Lo aconsejable cuando un ALTE se presenta por primera vez es acudir al hospital de urgencia para que le realicen las pruebas oportunas y determinen su causa. En un alto porcentaje, el ALTE suele repetirse durante la estancia en el hospital, lo cual ayuda a su identificación.
Dependiendo de la gravedad del ALTE, los padres deberán recibir educación en reanimación cardiopulmonar (RCP) o, si el riesgo de repetición es alto, instalar un monitor domiciliario con el que realizar seguimiento del bebé.
ALTE y Muerte Súbita
El hecho de que tanto ALTE como muerte súbita sean dos causas de mortalidad en los bebés, hizo pensar durante mucho tiempo que existía una relación directa entre ambas. Sin embargo, esta relación no está del todo clara.
Por una parte, la principal causa de muerte en bebés que han sufrido un ALTE es, efectivamente, la muerte súbita. Sin embargo, solamente un pequeño porcentaje de bebés fallecidos por muerte súbita habían sufrido un ALTE con anterioridad.
Recomendaciones para el sueño
Hay una serie de consejos generales que deben seguirse para el sueño del bebé. Tienen la misma validez para la prevención de la muerte súbita.
- Temperatura ambiente: hay que evitar una elevada temperatura ambiente así como arropar de forma excesiva al bebé en la cuna. Pasado el primer mes, hay que pensar que el bebé no necesita más abrigo para dormir que un adulto.
- No cubrir de ropa la cabeza del bebé, dejar los brazos por encima de la sábana y no utilizar almohadas.
- Cohabitación, pero no colecho. El bebé puede dormir en la habitación de los padres, pero debe evitarse el compartir la cama.
- Tabaquismo: evitar fumar en presencia de los bebés y en las habitaciones donde habitualmente estén, como el dormitorio.
- Postura: debe colocarse al bebé boca arriba (tumbado sobre la espalda) con la cabeza de lado (por si regurgita) o de costado, salvo contraindicación médica (por reflujo gastroesofágico severo, por ejemplo).
- Evitar posiciones en las que la cabeza del bebé caiga hacia adelante, pudiendo obstruir las vías respiratorias (como la que adopta cuando va en el cuco que se instala en el automóvil).
- Respetar el ciclo de sueño del bebé: no despertarlo ni impedir que se duerma.
- La leche materna fortalece el sistema inmunológico del bebé, previniendo infecciones respiratorias, gastrointestinales y desarrolla el sueño del bebé.
Más información: Biblioteca Científica de Chile
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