El calostro es la primera leche que la madre produce y, por tanto, la primera leche que tomará el bebé tras el parto.
Aunque pudiera parecer lo contrario, la producción del calostro no se inicia tras dar a luz. Tu cuerpo comenzará a producir el calostro muchas semanas antes del parto.
Desde la semana 16 de embarazo, tus pechos se preparan para la producción del calostro. Incluso, es habitual que algunas mujeres durante el propio embarazo puedan experimentar algunas secreciones.
La Importancia del Calostro para el Bebé
El calostro es un líquido de color amarillento, muy denso y pegajoso. Su producción no es elevada, por lo no debes alarmarte cuando te percates de su escasez.
Básicamente, el calostro está compuesto por proteínas, vitaminas y minerales.
Es decir, todo el alimento que el bebé necesita en las primeras 48-72 horas de vida, hasta la subida de la leche materna. En el caso de partos por cesárea, podría retrasarse todavía algo más.
Pero el calostro también realiza otra función, la de aportar defensas a su primario sistema inmunológico.
Por estas dos razones, nutrición e inmunización, es muy importante que el bebé se alimente del calostro.
Para ello, una vez terminado el parto y conducidos madre y bebé a la habitación del hospital, debes poner al pecho al recién nacido para que estimule la producción del calostro, y comience a alimentarse y protegerse.
Aunque el bebé sea pequeño y tenga una limitada capacidad de succión (más acusada todavía en bebés prematuros), las pocas gotas que pueda extraer serán suficientes para que el calostro realice correctamente su función.
Por último, comentar que el calostro tiene un beneficio adicional para el bebé: favorece su primera deposición, el meconio, que debe expulsarse durante las primeras 24 horas de vida.
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